Un café con Rodrigo
Seguramente a mucho de vosotros os despierte la curiosidad visitar un sitio nuevo o incluso un lugar al que habitualmente acudís a tomar algo o cenar.
Cada rincón de nuestra ciudad nos cuenta una historia, algunas de ellas han pasado a ser leyendas o parte de nuestra historia, sin embargo otras muchas pasan desapercibidas o caen en el olvido.
Hoy nos hemos acercado al Restaurante La Cave llenos de curiosidad, observando cada pequeño espacio de esta singular cueva y preguntándonos, ¿quién está detrás de La Cave, cuál es su historia?
Rodrigo, el propietario del restaurante es un chico que a primera vista bien podría parecer tímido o incluso vergonzoso, pero que cuando pasas un poco de tiempo a su lado, descubres su lado más creativo, inquieto y emprendedor.
Nació hace ya unos cuantos años (esos datos no los vamos a compartir con vosotros jejeje) en un pueblo de Toledo, Menasalbas. Sus padres ya llevaban en la sangre esta faceta emprendedora que ha permitido a Rodri ser el dueño de uno de los locales mejor situados en la ciudad imperial.
Comenzó a estudiar ADE al mismo tiempo que se sumergía en el negocio familiar, la decoración y la madera. Sí, habéis leído bien, el propietario de uno de los restaurantes más transitados de Toledo lo regenta un experto en decoración, algo que bien se deja ver en el estilismo del propio local, como también podemos respirar esa herencia del amor por la madera y la artesanía en cada biga de sus techos o en las propias mesas de la zona de tapas situada en la parte superior del local.
Después de un buen rato interrogando a nuestra víctima, descubrimos su amor por la gastronomía. Se había criado entre recetas de toda la vida como el cocido madrileño y al mismo tiempo le despertaba mucho interés la cocina de vanguardia, algo que le llevó a ganar el premio de las tapas en 2016 con su bestseller “el nido de codorniz”, un plato que lleva todos los ingredientes para ser una receta de la abuela, pero elaborado y presentado con un toque muy creativo.
Este amor por la cocina (y por el buen comer), fue el motor decisivo para que Rodrigo decidiese embarcarte en la aventura más arriesgada en su vida profesional, convertirse en el director de un restaurante. Lo primero que se planteó es qué tipo de cocina quería desarrollar y por tanto qué necesitaría para ello.
Después de un tiempo informándose y formándose, se dio cuenta de que la calidad tenía que ser la base de su cocina. Con esta premisa emprendió un viaje culinario por nuestra región, escogiendo y eligiendo cada producto, cada materia prima y cada plato.
Los fogones de La Cave están pensados para todo tipo de comensales, apta por supuesto para personas alérgicas a ciertos alimentos. Es decir, cuenta con la carta de alérgenos y además, con previo aviso, pueden cocinar cualquier tipo de plato para ciertas alergias como la lactosa o personas que padecen diabetes.
¿Y de dónde viene su nombre? Pues es otra historia curiosa. La Cave es un juego de palabras en distintos idiomas y significa “la cueva” haciendo referencia a dónde está ubicado el restaurante. La idea surgió al poner el artículo en español y “cueva” en inglés, es decir, “cave” pero sin su pronunciación correcta.
Con el tiempo y por pura coincidencia, se dieron cuenta de que “Cave” también significa cueva y bodega en francés, una perfecta coincidencia para hacer referencia a otra de las grandes pasiones de Rodri, el vino y por supuesto para hacer un guiño a todos los turistas de habla francesa que los visitan.
Esperamos que os haya gustado tanto como a nosotr@s compartir este pedacito del hogar de Rodri y de uno de los restaurantes más románticos de la ciudad de Toledo.